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La verdadera historia del beisbol

Ronaldo “Ronnie” Camacho

PorAdmin

Sep 18, 2021

LA LOCOMOTORA DE EMPALME

POR RICARDO VELÁZQUEZ

Ronaldo Camacho, la locomotora de Empalme, estaba escupiendo fuego allá por la década de los 60′ s. Su bat era sinónimo de carreras producidas con el poderío sin igual de sus jonrones, por lo que el fortachón cuarto bat de los poblanos era una garantía en la ofensiva para los Pericos.

Antes de Ronnie, decir jonrón se decía Ángel Castro, otro ilustre sonorense que además de jonronero, también fue líder en carreras producidas en sus tiempos. Castro fue campeón productor en cuatro temporadas distintas; 1938 y 1939 con Tampico y 1950 y 1951 con el Veracruz.

Por otra parte, Ronnie fue el primer mexicano en romper el récord de 33 jonrones del norteamericano Josh Gibson, que desafió bastantes años los embates de los jonroneros.

Camacho resultó campeón en 1963 jugando para Puebla imponiendo su propio récord de 39 jonrones, superando al panameño Aldo Salvent que había dado 36 en 1960, jugando para Petroleros de Poza Rica.

El año en que Ronnie alcanzó la cumbre en su carrera jonronera de todos los tiempos fue en 1966, cuando se enfrentaban los Diablos Rojos a los Pericos de Puebla en el estadio Ignacio Zaragoza, el jueves 28 de julio.

En la loma de los Escarlatas estaba el zurdo Alfredo Ortiz quien lanzaba jeroglíficos y estaba dando de comer en la mano a unos domesticados Pericos, que estaban a un out de ser blanqueados.

Ortiz lanzaba una serpentina postinera cuando apareció Ronnie blandiendo la majagua.

Ronnie había sido dominado en turnos anteriores, y ahora lo tenía contra la pared con dos strikes en su cuenta, lanzando un solo strike y estaría la blanqueada consumada … pero éste no llegó.

El Zurdo Ortiz quiso terminar de una vez y eligió un slider para eliminar al sonorense, pero esta pelota no llegó al receptor porque Ronaldo hizo su acostumbrado swing a toda su potencia, conectando un potente batazo que se tornó histórico, por ser el jonrón número 229 y con el que empataba la marca de Ángel Castro de por vida.

La carrera jonroneril ahora iba a estar al rojo vivo, pues ya estaba en la Liga Mexicana Héctor Espino, que venía echando lumbre con sus batazos. Posteriormente el “Bambino de Chihuahua” le haría pedazos el récord de jonrones para una temporada.

“El Ropero de Empalme” llegó al circuito en 1956 con Nuevo Laredo, conectando solamente 8 jonrones con 43 carreras producidas.

Es hasta 1958 cuando empieza su gran ritmo jonronero y se perfila como un bombardero peligroso, llegando a conectar 20 batazos de vuelta entera.

En la temporada de 1959 totaliza 23 jonrones, al año siguiente forma parte de los Pericos de Puebla y baja su producción de vuelacercas.

En 1961 pasa al Águila de Veracruz y a los Diablos Rojos en préstamo, en 1962 regresa a Puebla imponiendo récord para mexicanos con 25 jonrones y es líder de la liga en ese departamento.

En la temporada de 1963 Tony Castaño es el manager de los Pericos y los lleva al campeonato.

La locomotora está a todo vapor, alcanzando su máxima velocidad, barre con todos los récords de cuadrangulares impuestos hasta esa fecha, con 39 bambinazos y de paso tira el récord de Aldo Salvent impuesto en 1960.

En 1964 llega Héctor Espino a imponer el suyo de 46 pelotas tras la cerca.

Esa misma campaña de 1964 Ronnie da 35 jonrones y baja a 25 el año siguiente, aunque en 1966 se recupera y conecta 30 cuadrangulares para entrar a la pelea de nuevo entre los líderes jonroneros de aquel tiempo.

En la última temporada que juega con los Pericos llega a 24 bambinazos siendo esta la correspondiente a 1969.

Luego viste el uniforme de varios equipos.

En 1970 con los Leones de Yucatán, en 1971 con los Broncos de Reynosa, a mediados de temporada del 72 pasa a los Tigres capitalinos y con ellos logra nuevas hazañas, a fines de 1973 pasa al Águila y en el 74 regresa con los Tigres con los que termina su carrera en 1975.

Sin duda, Ronnie es uno de los grandes inmortales del beisbol mexicano.

Una pareja explosiva de los años sesentas; el novato Héctor Espino de los Sultanes de Monterrey y el formidable Ronnie Camacho de los Pericos de Puebla