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Diamante Sport Vintage

La verdadera historia del beisbol

El Diamante Blanco

PorAdmin

Ago 30, 2021

Un primero de abril, pero de 1917, se encontraba Julio Molina lanzando con su equipo Mérida, en contra de un equipo cubano llamado Atlético Piratas en el Parque Itzimna, cuando ponchó a un bateador contrario con tres enormes pitcheadas, sin embargo, al siguiente bateador le pasó tres bolas consecutivas, por lo que una voz cubana exclamó “viene la cuarta”, fue entonces cuando Julio lanzó una apuesta (de 20 pesos de aquella época) a que lo ponchaba… fue aceptada y Molina lanzó nuevamente tres perfectos strikes para recetarle su chocolate, ganó el partido por score de 1-0 y también  la apuesta, misma que cobró al final del encuentro, pero con una cerveza bien helada.

Su nombre completo era Julio Molina Torraz, apodado posteriormente “El Diamante Blanco”, nació el 13 de enero de 1892 en Mérida, Yucatán, y  es considerado uno de los más grandes lanzadores de todos los tiempos.  Cuentan los que lo vieron, que podía tirar con los dos brazos con extraordinaria efectividad.

Entre 1910 y 1920 fue un estelar en Mérida, México y Estados Unidos. Poseía una técnica muy depurada, aprendida en Estados Unidos, formidable control, magnífica curva, buena velocidad y, sobre todo, era muy sereno para lanzar. La mejor época de su luminosa carrera se desarrolló en Mérida, de 1910 a 1919.

Siendo un joven de 18 años que regresaba a Mérida en 1910, después de haber estudiado en Estados Unidos, en el St. Mary College de Maryland, fue contratado por Alfonso (Catalán) Saldívar, para lanzar por el club Gigantes. Debutó en el “Athlétic Field” de la capital yucateca, el 16 de septiembre de ese año, y derrotó a las Águilas de Progreso por 8-3. Nueve días más tarde, Molina, y el cubano Camilo Pujadas, del Tigres, protagonizaron un inolvidable duelo de pitcheo, que finalizó 0-0 en 16 innings. Molina recibió sólo dos hits y ponchó a once.

Venció a poderosos equipos cubanos, como el Piratas de Joaquín Herrero, que actuaron primero en Mérida, antes de jugar en Veracruz y en la capital, ciudades en las que Molina también mostró su clase.

En 1919 ponchó a 27 bateadores y el 16 de septiembre de 1910 debutó como profesional al vencer  8 a 3 al Águila de Veracruz con 14 abanicados. Cuentan  los aficionados de aquellas épocas que Molina anunciaba cuándo lanzaría 9 ceros y cuándo poncharía a un bateador.  Se retiró del beisbol en 1926.

Su apodo viene debido a que en una ocasión, llegó a Mérida un pitcher negro, muy bueno, al que apodaban “Diamante Negro”. Entonces, Juan Usó “El Chivo de Halachó”, le puso de sobrenombre a Molina “El Diamante Blanco”, porque también era un gran serpentinero.

Muere 27 de febrero de 1952 en “Las Chapas”, rancho cercano a Tizimín. En 1939 fue electo al entonces, futuro Salón de la Fama del Béisbol Mexicano durante un concurso popular.